Cuando un empleado clave renuncia o se ausenta por enfermedad, queda en evidencia una dependencia riesgosa: credenciales dispersas, configuraciones sin documentar y procedimientos “de memoria”. Ese vacío se amplifica ante un ataque masivo (por ejemplo, ransomware) que impide acceder a los sistemas y detiene la operación. La continuidad del negocio no puede descansar en la suerte ni en una sola persona.

A esto se suman los problemas diarios: equipos lentos o que fallan, impresoras que se detienen, licencias vencidas, parches sin aplicar, respaldos que nadie ha probado, correos que rebotan. Cada incidente consume horas productivas, genera frustración y abre brechas de seguridad. Lo urgente termina tapando lo importante.

Diseñamos y operamos un Plan de Gestión de Crisis de Seguridad (Security Crisis Management Plan) con roles claros, protocolos de detección–contención–recuperación y comunicación con las áreas clave. Resultado: continuidad operativa, reducción de riesgos y una IT que acompaña su crecimiento.